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CONTRACORRIENTE

Los temores de Bea

Los temores de Bea Hola pequeña Bea, apenas se nada de ti y sin embargo me has contado muchas cosas de tu estado de ánimo, de tus sentimientos. Has hablado de tus temores de adolescente, de tus desengaños y de la pérdida de amigos/as que parecían sinceros. Eres luchadora y sabes que nada es fácil, hay que trabajarlo, cultivarlo y cuidarlo.

Los optimistas recalcitrantes se empeñan en decirnos, constantemente, que la vida es algo muy bonito, realmente bella, para disfrutarla, para beberla en dulces tragos. Pero un poeta, Mario Benedetti, escribió un verso de estilo japonés (haiku) en el que decía:

"un pesimista
es sólo un optimista
bien informado"

Y los pesimistas alcanzamos a ver la vida y su mundo como una selva. La selva encierra una gran belleza y exuberancia de vida, pero en ella habitan diferentes tipos de animales. Los hay tranquilos, que van a su bola, trepadores como los monos que hacen mucho ruido, carnívoros insaciables, reptiles venenosos que atacan en silencio, cantarines y alegres como las aves que ponen un toque especial a la vida, insectos dañinos que corroen y destruyen el habitat ajeno, aracnidos que hacen caer en sus tupidas redes a diferentes clases se animales e insectos, diferentes especies de seres vivos que realizan una trabajo cooperativo de ayuda mutua, haciendo la vida más agradable, incluso parásitos que viven del cuento y del trabajo de los demás.Todos son habitantes de la selva y le dan un color natural, el de la evolución constante de la vida.

Los humanos, a lo largo de la historia, hemos creado nuestras selvas artificiales: las ciudades, de las que nos sentimos bastante orgullosos. En esas selvas artificiales los humanos hemos sido capaces de reproducir nuestras propias subespecies, identicas a la variedad de los habitantes de la selva propiamente dicha. La selva artificial, no lo olvides, está llena de trampas, lugares agradables, espacios abiertos, túneles y espejismos que semejan a la red de la araña. En nuestro vivir cotidiano nos tropezamos con auténticos carnívoros, seres que rezuman veneno, buenas personas, parásitos, trepadores, etc.

Eso crea en muchas personas, sobre todo a cantidad de adolescentes, un estado de vigilancia permanente, de temor, de inseguridad, de soledad y el miedo a ésta.
La convivencia social no es fácil, el sistema no está bien diseñado, no nos preparan para la dura vida en la selva.

Tus temores son algo lógico en la adolescencia, incluso en la vida de muchos adultos, pero la soledad es otra cosa. A veces nos sentimos muy solos rodeados de gente, incluso de la familia. Es una soledad de incomprensión, de falta de afecto, de no encontrar nuestro espacio vital, de pérdida de la amistad, de incomunicación.
Hay otra soledad: la soledad buscada, esa en que vives contigo mismo, donde aprendes a conocerte, a ser consciente de tus limitaciones, a ver tu interior. Esa soledad es muy dura a veces, pero es buscada, necesaria para los cambios profundos, las metamorfosis humanas, donde el alma y la piel se mudan. La viví muy intensamente y descubrí que hay pocas cosas y poca gente que realmente merezcan la pena.

Algún día es posible que busques esa soledad. Mientras tanto Bea, no cambies y sigue creciendo interiormente, tienes mucho que hacer en esta vida, tu vida en la selva artificial.

Un beso muy fuerte.

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